A MI MADRE... TODA AMOR
En el
triste atardecer acurrucada ,
en su
soledad, ceguera traidora,
de libertad de movimientos, limitada.
Refunfuñando,
casi siempre enfadada
del
trato que la vida le ha dispensado.
Te vas
apagando lentamente,
en tu
rebeldía intransigente-
Genio,
fuerza y figura
de
carácter recio y agobiante,
celosa
de secretos bien guardados,
dicharachera
en ocasiones puntuales,
fiel
memoria de lo antiguo,
brotan
historias de tus labios
por el
tiempo y el frío, morados
Aferrándose
al vivir desesperados,
parecieses
no tener tu obra terminada.
Déjame
madre acariciar tu piel,
al alba
del sueño entregada,
sentir
tu calor, en el ocaso,
renacer
de primaveras pasadas.
Embriagar,
tus sordos oídos,
de
susurros mágicos de antaño.
Revivir
tu alma de juventud,
acariciar
tu cara delicada.
Saboreando
con sosiego tu crepúsculo,
sin
miedo a que llegue la alborada,
sosegar
tu ansiedad de tiempo,
cogiendo
tus manos temblorosas,
que en
otro tiempo nos acariciaban.
Sentir
tu calor en mis manos,
que
aprietas suavemente.
Quiero
guiar tus pasos lentamente,
Por la
vereda que la vida, te ha marcado,
de
cariños y esfuerzos denodados
para
sacar tu familia adelante.
Por
nosotros siempre te has sacrificado.
Sigues
en ese sillón sentada,
Hundida
en tus pensamientos
Casi
siempre acurrucada ,
pasas tu mano indolente, descuidada,
Por los
lomos suaves de tu gata
Siempre
a tu lado, recostada.
Para mi “Madre”, la que siempre nos ha besado,
porque si, sin intereses ni dobleces,
siempre en nuestra memoria memoria. A.Quesada Octubre de 2006.