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quinta-feira, 9 de março de 2017

ARTIGO - ANTONIO QUESADA CASTILLO ( REPRODUÇÃO)

ARTIGO - POETA ESPANHOL - ANTONIO QUESADA CASTILLO
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Neca Machado Gracias “JESÚS” por tu apoyo. 

Como dice el refrán “ No es de bien nacidos no ser agradecidos”, por eso he de agradecer la nueva invitación. Que desde esta vuestra revista , me hacéis para que colabore con mi humilde aportación, por eso “gracias”.

La invitación la acepto gustoso y me apresto a escribir lo que me habéis demandado, se me antoja esta vez un tanto mas difícil, ya que no quisiera echar mano de tópicos ya manidos para sacar adelante esta tarea, pero como los panaderos se enfrascan en el agua y la harina y sacan el pan adelante, me meteré en harina yo, sin más, esperando que salga una colaboración que os guste, y que saldrá seguro, del corazón. 

Cuando me pongo a esta tarea , lo primero que he hecho es poner una fotografía de Jesús Nazareno, nuestro entrañable “Jesús” y mirándole a los ojos, comienzo a pensar y aquí está mi relato.

Andaba yo en tiempos de agobio, con el corazón compungido, no viene al caso la razón , se me ocurrió a tí mirarte, desde el fondo de mi habitación y te pregunté:
¿Siempre con tu cruz cargada? Sin descanso ni respiro, ¿y Tú sin rechistar? La contestación, sin palabras, se produjo de repente, encontré más suavidad en tu mirada y en el fondo siempre pude adivinar una tenue sonrisa, que te humaniza mucho más , no me das nunca respuesta , a esa mi pregunta ; pero con esa mirada dulce me confirmas más y más que no solo la llevas , soportando el sufrimiento, sino para podernos alegrar y levantar el animo constante, en nuestro sufrimiento personal.

Siento envidia de las manos que tu rostro plasmaron, que sintieron tu necesidad, de pedir la liberación , de esa carga sin igual que con resignación aceptaste con sentimientos de solidaridad. Vas repartiendo dulzura , allí donde la pena está liberas a los que sufren cada día en su caminar , les sirves como ejemplo ¿es que se puede dar más?

Con tus manos extendidas, ofreciéndolas sin mas , pasas por nuestras vidas , dejando una llama encendida, que te inunda el corazón , que aprieta nuestro sentimiento de humildad y redención . Tras estas disquisiciones , el corazón me estalló , llenando mi cara de lagrimas, como las que tu madre derramó. Levantó mi ánimo enseguida y otro sentimiento nació, fue fuerte y en el pecho para siempre se quedo, así cada día ese instante se repite , y siempre al despertar, tu imagen alumbra el camino , que cada día recorro en la vida, algunas veces indolente, otras despreocupado e indiferente, pero si en un momento llega un agobio, solo te tengo que mirar, siempre encuentro en tu mirada, respuesta sin rechistar, obediente a tu destino, ¿se puede dar más?.

Así seguiré siempre , que por Viernes Santo, cuando el Alba despunta, fijaré en tu rostro mis ojos, no veo en ti nada que mas cosas me trasmita que tu mirada. 
Fuiste : fuerza en la juventud fogosa y ajetreada, y ahora, ya en la madurez sazonada, sigue en mi, aquella costumbre de antaño, que de jovencito se hizo habitual, cada vez que nos cruzamos , y a fe de ser sincero y te puedo confesar, nunca me has dado la espalda, y mucho menos dejarme mal. Siempre fuiste el cobijo de mis penas y alegrías, y todo por aquel trato que hicimos, hace ya mucho tiempo, que cuando tuviese un problema, dirigiera a Ti mi mirada. 

Antonio Quesada Castillo